El paraguayo constituye en nuestra dieta un alimento de origen vegetal, de la familia rosaceae, género prunus y especie persica platycarpa. En lo que se refiere al tipo de alimento, pertenece al grupo frutas, y por sus características lo enmarcamos dentro de la rama de semilla leñosa.


En cuanto al aspecto nutricional, es un alimento con un significativo aporte de vitamina C, agua e hidratos de carbono. El resto de nutrientes presentes en este alimento, ordenados por relevancia de su presencia, son: fibra, potasio, vitamina E, yodo, calorías, magnesio, vitamina B9, carotenoides, vitamina B2, vitamina B3, hierro, vitamina B, fósforo, vitamina B6, calcio, proteínas, selenio, cinc, vitamina A, ácidos grasos poliinsaturados, grasa, ácidos grasos monoinsaturados, sodio y ácidos grasos saturados.

 


Por la concentración de vitamina C, el paraguayo presenta propiedades antioxidantes que ayudan a neutralizar los radicales libres y a eliminar determinadas sustancias tóxicas, reduciendo la probabilidad de desarrollar cáncer. La vitamina C inhibe además el crecimiento de bacterias dañinas para el organismo, favorece el sistema inmunitario, previene enfermedades vasculares al reducir la tensión arterial, y es empleada en tratamientos contra alergias como el asma o la sinusitis. En cuanto al desarrollo del organismo, esta vitamina tiene un destacado papel en el mantemiento de cartílagos, huesos y dientes, ayuda a la absorción del hierro no hémico, y es imprescindible en la formación de colágeno, por lo que previene contra afecciones de la piel y contribuye a la cicatrización de heridas y quemaduras. También es sabido que mejora la visión y reduce la posibilidad de aparición de glaucoma y cataratas, además de combatir el estreñimiento por sus propiedades laxantes.


El paraguayo contiene un 86,60% de agua, y por lo tanto favorece la hidratación de nuestro organismo, al que debemos abastecer, incluyendo el consumo a través de los alimentos, con una cantidad de agua que oscila entre los 2,7 y los 3,7 litros, dependiendo de cada constitución, de la actividad física desarrollada, o de estados como el embarazo, la lactancia, enfermedad o exposición a fuentes de calor, circunstancias estas últimas donde las necesidades de consumo aumentan.


Por su contenido en hidratos de carbono, el paraguayo es un alimento ideal para el aporte energético, pues se estima que el 55-60% de la energía diaria que necesitamos debe provenir de carbohidratos, bien por la ingesta de alimentos ricos en almidón, bien por las reversas de glucógeno presentes en nuestro organismo. Además, la principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa, que encontramos en alimentos ricos en carbohidratos. Gracias al carácter hidrofílico de los carbohidratos, este alimento constituye también una fuente de obtención rápida de energía, al ser fácilmente atacado por las enzimas hidrolíticas.