Se considera la diástasis de los rectos abdominales como el compromiso del tejido conectivo entre los rectos del abdomen por la separación entre ambos. Se afecta por ello la línea media del cuerpo o línea alba, dando muchas veces un aspecto de abdomen con línea media hendida hacia dentro.

La diástasis no depende únicamente de la pérdida de fuerza de los abdominales, puede haber habido una previa elongación y separación como en el embarazo, debido a los niveles de relaxina. De hecho, las diástasis, aunque menos frecuentes también se presentan en hombres y puede darse ante la elevación de un peso brusco para lo que el abdomen no está preparado, e incluso por sobrepeso, el cual aumenta la presión abdominal y causa la misma distención de los rectos del abdomen. En los últimos casos, la causa no es la falta de fuerza abdominal sino probablemente una falta de estabilidad lumbopélvica.

Hay estudios que nos indican que el grado de diástasis no se corresponde con la pérdida de fuerza muscular, inclusive personas que realizan ejercicio de forma periódica pueden presentarla.

La diástasis abdominal, por la distensión de la pared abdominal y la falta de un buen control del centro corporal dará alteraciones en la postura y con ello puede ser asiento de dolores de espalda y de hernia de las vísceras abdominales. Suelen darse también problemas funcionales digestivos.

Podemos considerar al suelo pélvico y al diafragma como el techo y el suelo de la cavidad abdominal, dándose una alteración de estos también se alteran las presiones intraabdominales, por ello se debe de optimizar la función del suelo pélvico y del diafragma para realizar un tratamiento global de la diástasis abdominal.

La recuperación puede o no ser completa, aunque normalmente la sintomatología suele disminuir notablemente, sin embargo, también debemos de tener en cuenta los centímetros de separación por encima del ombligo, el ancho y la profundidad. Todo dependerá por lo tanto del grado de diástasis.

Una separación mayor de 2,5 centímetros confirma la presencia de diástasis, que si llega a 4-5 centímetros debe de ser intervenida quirúrgicamente.

El método diagnóstico más fiable sería la realización de ecografía para medir realmente los centímetros con menos margen de error.

Aún en caso de que la diástasis sea grave y haya dolor a la contracción abdominal, o bien que tejido conectivo esté muy dañado, la fisioterapia tendrá un papel fundamental antes y después del tratamiento para que la musculatura llegue en el mejor estado posible y para reeducar la función de la cincha abdominal.

Puntos a tener en cuenta en la recuperación de una diástasis:

  • No correr, saltar, nadar… eso supone que aumente demasiado el tono abdominal.
  • No levantar objetos pesados, que igualmente aumentan el tono abdominal.
  • No hacer abdominales clásicos, lo cual aumenta la presión abdominal y compromete a la línea media.
  • Al toser coger con las manos los abdominales, para no permitir que las vísceras por la fuerza abdominal puedan comprometer a la línea media.
  • No levantarse de la cama sin ponerse de lado previamente y cuando vayamos a agacharnos hacerlo realizando flexión de rodillas, sin realizar flexión de tronco.
  • No usar fajas de contención dorsolumbar, a no ser que se realice un trabajo de carga pesada, por lo cual se puede poner solamente durante el tiempo que dura la actividad.
  • Evitar un segundo embarazo antes de recuperarse al máximo posible.
  • Eliminar el estreñimientodefinitivamente, puesto que el aumento de presión intraabdominal para la defecación supone un aumento notable de la separación de los rectos del abdomen y puede perjudicar igualmente al suelo pélvico.